Biología de la Mosca
La mosca del Mediterráneo, cuyo nombre científico es Ceratitis capitata, es una de las llamadas "moscas de la fruta" o "moscas de los frutos", que se distribuyen en el mundo desde zonas tropicales a templadas, existiendo un registro de 4257 especies.

La mayoría son fitófagas, es decir se alimentan de vegetales, y muchas de ellas son reconocidas como plagas de los cultivos, ya que provocan fuertes pérdidas en la producción.

Es más pequeña que la mosca doméstica, de cuerpo amarillo y negro, presenta un solo par de alas membranosas, con tres bandas de color amarillo-anaranjado y marrones, formando el característico patrón alar semejando al símbolo de matemática.

La cabeza es ancha y grande; ojos grandes con ocelos, el macho de Ceratitis capitata presenta en la cabeza un par de cerdas capitadas (ensanchadas) en sus extremos que la hembra no posee. Antenas cortas con tres segmentos y arista, aparato bucal con proboscis y labella grande característico de los dípteros (moscas). La cara es recta o inclinada hacia atrás con frente ancha donde se encuentra la sutura frontal.

Ciclo Bio-Ecológico
Como todas las especies del complejo moscas de los frutos las moscas del Mediterráneo atraviesan durante su vida por cuatro estados o etapas netamente diferenciadas: huevo, larva, pupa o capullo y adultos.

Para comprender la biología y ecología de estos insectos, hay que tener en claro que su ciclo de vida depende de las condiciones ecológicas de cada región; está estrechamente regulado por factores tales como temperatura, humedad, vegetación nativa, sustrato de pupación, sustrato de oviposición, y disponibilidad de alimentos (frutos hospedantes) entre otros.

Las hembras de la mosca del Mediterráneo colocan huevos perforando la piel de las frutas, los cuales al cabo de dos o tres días se transforman en larvas o gusanos. Las larvas nacen dentro de la fruta y se alimentan de la pulpa, causando su pudrición.

Este desarrollo se completa entre los siete y los diez días, momento en que abandonan la fruta, caen al suelo, se entierran y se transforman en pupas o capullos. Para empupar la larva deja de moverse, alcanzando la inmovilidad total. En este estado comienza una metamorfosis que culmina en aproximadamente diez días si la temperatura permanece uniforme a 22ºC. El adulto emerge de la pupa y tarda dos o tres días en alcanzar la madurez sexual; una vez lograda se produce la cópula.

Cuatro o cinco días después del apareamiento, la hembra está en condiciones de poner huevos. El desarrollo de huevo a adulto puede ocurrir en menos de tres semanas, o durar hasta tres meses o más, cuando se presentan condiciones desfavorables. Existen generalmente varias generaciones al año, dependiendo del lugar. En Mendoza este insecto pasa el invierno como pupa o capullo en el suelo y como larva en los cítricos que sirven de puente natural para la continuidad de la plaga durante el ciclo invernal.

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¿Qué daños provoca?
En un agroecosistema hay muy pocos insectos que ocasionan la mayor parte del daño; a éstos se los denomina insectos o plagas clave. Éstas son aquellas que se presentan siempre en el cultivo con una densidad poblacional por encima del nivel de daño económico. Pueden ser naturales o introducidas. Existen en el mundo alrededor de 150 plagas clave.

La mosca del Mediterráneo es considerada mundialmente como una de las plagas agrícolas más dañinas para los frutales y hortalizas, capaz de atacar a más de 250 especies vegetales. En estado de larva o gusano se alimenta de la pulpa de la fruta, provocando su pudrición y destrucción.

Tiene un alto poder de dispersión y adaptación lo que le ha permitido extenderse desde África Occidental hasta abarcar más de 90 países en el mundo. Se detectó por primera vez en el continente americano en 1901 cuando se comunicó su presencia en Brasil. Posteriormente en Uruguay durante 1932 y en Argentina en el año 1934. La variedad de hospederos, es decir especies que puede atacar, incluye más de 250.

Frecuentemente amplían su rango de hospedantes (planta en la que pueden completar su ciclo de vida) y sufren procesos de especiación. Cuando son introducidas en un lugar nuevo, aumentan poco a poco, el número de especies frutales atacadas.

Si bien Mendoza no es una provincia productora de cítricos comerciales, este insecto pasa el invierno como pupa o capullo en el suelo y como larva en los cítricos ornamentales de los patios de las casas, que sirven de puente natural para la continuidad de la plaga durante el ciclo invernal. Estos frutales constituyen, en esta época del año, el principal foco de infestación, ya que es allí donde la mosca del Mediterráneo continúa su ciclo biológico.

Hospederos

Son especies vegetales en cuyos frutos la mosca del Mediterráneo pone huevos que luego al transformarse en larvas, se alimentan de la pulpa de dichos frutos. (plantas en las que pueden completar su ciclo de vida)


ARANDANO, BABACO, CARAMBOLA, CEREZO, CHIRIMOYA, CIRUELO, CITRICOS (CIDRA, CALAMONDÍN, KUMQUAT, LIMA DULCE, LIMA, MANDARINA, MINEOLA, NARANJA, NARANJA AGRIA, POMELO), DAMASCO, DURAZNO, FRAMBUESA, GRANADA, GUANABANA, GUAYABA, HIGO, KIWI, KAKI, LITCHI, LOCOTO, LUCUMA, MANGO, MANZANA, MARACUYÁ, MEMBRILLO, NECTARINA,NISPERO, OLIVO MADURO, PALTA, PAPAYA, PASIONARIA, PEPINO DULCE, PERA, PIMIENTO, TOMATE DE ARBOL, TUNA, UCHUBA Y UVA.